En los años 60, 70 y 80, todo valía para vender más: inducción a la conducción temeraria, excesos de velocidad, machismo al volante… todo estaba permitido si con eso se aumentaban las ventas.
Si hoy existieran esos anuncios nos llevaríamos las manos a la cabeza y afortunadamente este tipo de anuncios ya no existen, pero lo cierto es que lo políticamente correcto, ha desterrado imágenes indudablemente geniales como un macarra presumiendo, Christopher Lambert en modo James Bond, unos pechos a la vista, un utilitario despegando de un portaaviones… Todo agitado da risa, pudor, miedo y repelús. Merece la pena el repaso.
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