“The Beautiful People” es la primera exposición individual de Laura Meseguer, una exposición que se plantea como una “monografía prospectiva”, que mira hacia el futuro y analiza el carácter relacional de la tipografía según la forma de trabajar de la diseñadora.

Comisariada por la diseñadora Eider Corral, con textos de Oscar Guayabero y organizada por Blanc! y el Centre d’Art Contemporani La Sala, en Vilanova i la Geltrú, Barcelona.

Y como dijo Oscar en el vídeo de presentación de la expo: “Asistir a una exposición ahora es todo un acto de resistencia”.
El festival Blanc!, dentro de la programación del Blanc! Orígens, dedica una exposición a las letras, las letras de Laura Meseguer. La primera diseñadora a la que le exponen. Meseguer está en plena evolución, así que queda descartada una retrospectiva, diría que es una monografía prospectiva. Digo prospectiva porque la manera en que Eider Corral, la comisaria, plantea la exposición, es más de mirada hacia delante que hacia atrás.

El análisis del trabajo tipográfico de Laura Meseguer que Corral hace se centra en algunos aspectos que me parecen relevantes y con los cuales coincido. En primer lugar, pone de relieve el carácter relacional de sus tipografías, de su práctica profesional. Como tantas otras y otros, Meseguer es uno de esos estudios unipersonales.
Eso, lejos de aislarla, la ha obligado a generar una red de complicidades, colaboraciones y sinergias que solo son posibles guardando el ego creador en el cajón de abajo. Esta práctica, donde el resultado es mucho más que sus partes y no se basa en el personalismo de la autora, quizás está influida por otro de los puntales de su carrera, la transmisión e intercambio de conocimiento en el corazón de las prácticas docentes. Esta docencia está influenciada por su experiencia en La Haya donde desarrolló un máster en tipografía y que fue un salto importante en su formación.

Hay quienes defienden que un maestro es aquel que, poseedor de una gran cantidad de información, la transmite a sus alumnos. Es una idea muy arraigada, socrática, diría, muy masculina. Por el contrario, hay quienes piensan que en los espacios de aprendizaje se debe generar conocimiento, entre los estudiantes y los maestros. El maestro tiene experiencia y conocimiento, cierto, pero actúa más como mediador y acompañante que como gurú. Ese tipo de prácticas son las que definen el trabajo docente de Laura Meseguer. De esas prácticas surgen trabajos, colaboraciones y enriquecimiento mutuo. Que la comisaria de su exposición fuera, hace un tiempo, su alumna, certifica esa relación horizontal en su docencia, sin roles predefinidos. Poniendo un ejemplo un tanto forzado: si los proyectos fueran partos, Meseguer sería más una Doula que una especialista en Obstetricia. Tipo-g, su actual proyecto educativo, hecho desde la colectividad y pensado para el acompañamiento y crecimiento de sus alumnos, es una buena muestra de ello.

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