¿Las redes sociales bajan las notas? ¿O somos los padres?

Leo con asombro este estudio sobre la influencia del uso de Internet en las calificaciones escolares. Los videojuegos eran el demonio, cuando éramos adolescentes aparecían noticias sobre cómo nos estaban afectando al cerebro, nos aislaban, nos volvían violentos. Ahora ya no. Ya están las redes sociales para echarles la culpa de todo.

Según el estudio, los estudiantes que pasan largas horas jugando a videojuegos consiguen mejores calificaciones en matemáticas, ciencias y literatura, ya que esto les ayuda a aprender a resolver problemas y a mejorar su comprensión lectora. Sin embargo, y atención a la afirmación: «cuanto más tiempo pasaban en Facebook y páginas similares peor era el resultado del examen«. Facebook y páginas similares. Porque todos sabemos que no hay grandes diferencias entre unas y otras redes. Al final, vienen a ser «Facebook y páginas similares».

Facebook es ese sitio en el que ayer descubrí lo que era la Paradoja de Fermi. No me he vuelto con ello licenciada en astrofísica, pero este artículo me entretuvo un rato, me hizo pensar, lo compartí con una amiga a la que le encantan esos temas y se lo expliqué a mi hija de 8 años, a la que se le abrió todo un mundo de posibilidades por descubrir.

Facebook es ese sitio en el que mantengo el contacto con un grupo de profesionales dentro del cual hay gente a la que puedo llamar amiga y gente a la que no he visto nunca, pero que también me aporta algo casi a diario.

Facebook es ese sitio en el que tengo acceso a noticias a las que, por ser de sectores que normalmente me interesan poco, no accedería si simplemente entrara en un diario online a leer los titulares del día.

Facebook es ese sitio en el que conocí el centro de acogida de animales más increíble que había visto nunca, en el que más tarde adopté a mi perra y con el que sigo en contacto a través de esta red social.

Facebook es ese sitio en el que pierdes el tiempo cotilleando y claro, termina haciendo que tengas peores notas. Ajá.

Volvemos a la misma pregunta de siempre. ¿Es culpa de la herramienta o de quien no le da a los chicos las directrices necesarias para usarla de forma positiva?