Si intentamos que las redes sociales nos sirvan como instrumento para conseguir que se conozcan las bondades de nuestro producto, deberemos tener una estrategia bien elaborada y probablemente necesitemos inversión. Cuanto mayor sea esta, mayor será el alcance de aquello que queremos transmitir, así como el número de personas que compartirán nuestros contenidos, si es que son lo suficientemente buenos como para ser compartidos.
Pero hay algo que no falla para conseguir que se viralice una publicación: que provoque una mezcla de indignación y pena. Da igual si el contenido es falso, porque nadie se va a preocupar de contrastarlo. Todos recordamos el caso de aquella foto de un niño hospitalizado que si compartíamos recibiría un céntimo para poder ser operado. Ha habido muchas, pero esta concretamente fue detectada por los padres del niño, que tuvieron que desmentir que su hijo estuviera ya en esa situación y que nadie les fuera a hacer ninguna donación. Eso sí, la reivindicación de estos padres, que sólo pedían un poco de respeto por la imagen de su pequeño, fue mucho menos viral que la primera, que pasaba de muro en muro a velocidad vertiginosa.
La última que nos han colado ha sido la de los Minions. Hace pocos días alguien publicaba esta imagen con el siguiente texto:
Sabía usted? «Minions» (del alemán «minion» =>»esbirro») se denominaba a los niños judíos adoptados por los científicos nazis para sus experimentos pasaban gran parte de su vida en sufrimiento, y como no hablaban alemán su palabras eran sonidos hilarantes para los alemanes (foto referencial ((niños buzos británicos entrenando auto rescate de submarinos equipados para colocar minas submarinas)) —
En el momento de escribir este post, la foto tiene más de 40.000 shares y más de 10.000 likes. Si 40.000 la han compartido, imaginad cuántos la han visto. Ya tenemos a los pobres Minions demonizados, a Pixar con la imagen de un monstruo… y resulta que es todo mentira.
Se trata de una imagen de Retronaut y los que aparecen son buzos de la época (1908). Sin más. Ni niños, ni judíos, ni minas… Según el usuario que comenzó este bulo de los Minions nazis, todo formaba parte de un experimento para demostrar que hay que informarse un poco más y no creerse todo lo que leemos. Aquí, su desmentido.
Por mi parte, no me creo ese interés en intentar concienciar a la gente de que debe buscar la fuente de la información que ve. Me suena más a una búsqueda de fama fácil, y desde luego creo mucho más en ofrecer información verídica y no intentar forzar al usuario primero a compartir una falacia y luego a sentirse tonto por haberlo hecho. Lo de tratar al público como marionetas o como tontos no me convence nada, allá cada uno.
Pero sí me parece un tema para la reflexión. ¿Cuánta información de la que leemos y compartimos es falsa? ¿Qué interés hay en que lo hagamos? ¿Y hasta cuándo seguiremos creyendo todo lo que vemos en las redes?
¿Qué opináis?
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