¿Cuántos de vuestros contactos se pasan la vida publicando frases de Coelho y de Deepak Chopra? Y no hablo de cuando alguien lee un mensaje que le llega, que le hace sentir algo especial o que define su estado de ánimo y decide compartirlo. No, me refiero a esa gente cuya actividad principal parece ser la de nutrir nuestros muros de filosofía sobre la vida, la religión, el amor por uno mismo y por los demás, la felicidad… ¿A que conocéis a unos cuantos?
Pues ahora la Universidad de Waterloo ha llevado a cabo un informe cuya conclusión no sólo es, como ya sabíamos, que no por ello son más inteligentes. Resulta que son menos reflexivos y tienen menos fluidez verbal y otras habilidades cognitivas. Y por su fuera poco, son más propensos a creer en teorías conspirativas y en fenómenos paranormales.
¿Y cómo han llegado a esta conclusión? Esto es lo que más me ha gustado. Han pedido a 845 voluntarios que leyeran una serie de frases de la cuenta de Twitter de Deepak Chopra y que las clasificaran según lo profundas que les parecían y lo identificados que se sentían con ellas. Pero entre las auténticas mezclaron algunas que ellos mismos definen como «bullshit» (mierdas, o, digámoslo más sutilmente, estupideces).
Y al parecer, la mayoría de los encuestados no diferenciaban las estupideces de las frases con sentido. De hecho, al parecer determinaban con frecuencia que eran más profundas aquellas frases que no eran capaces de entender. Como la típica viñeta del político que con sus frases enrevesadas y palabras grandilocuentes hace que no se sepa ni lo que ha dicho, y los votantes que le miran admirados y comentan lo bien que habla. Igual, pero cambiando política por filosofía.
Y es que, según los investigadores, las personas primero nos creemos las cosas y luego, ya si eso, las comprendemos. Descorazonador pero cierto.
Así que ya tenéis argumentos contra todos esos filósofos de andar por casa que os inundan el muro con «sus» profundas reflexiones.
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