Hoy os traigo una anécdota que, aunque me parece bastante grave, me ha hecho mucha gracia.
El otro día, leyendo alguna noticias que no recuerdo muy bien, me llamó la atención este post de un blog de marketing.
Una completa descripción de un gimnasio para los que no piensan ir. Fijaos cómo describe con detalle el servicio, los extras que ofrece, como la bolsa de ropa sucia, el coste que tiene, menor que un gimnasio normal… Y lo mejor de todo es el análisis desde el punto de vista del marketing, cómo afecta el placebo a nuestra mente, que el consumidor final es el cerebro, etc.
Según leía me iba sorprendiendo más y más. Hasta que llegué a la parte en la que nos cuenta con total seriedad el siguiente negocio de los mismos creadores: una peluquería donde solo vas a cotillear pero en la que no te dan ningún servicio.
Decido buscar más información sobre los Placebo Gym, porque la noticia en general, incluso en el tono en el que estaba contada, me estaba recordando demasiado a las de otra web que seguro conoceréis. Y efectivamente. Allí estaba.
¡Qué importante es contrastar la información que vamos a compartir antes de lanzarnos a hacerlo!
Aquí tenéis la fuente original de este artículo, para que os echéis unas risas.
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